Este evento especial tiene lugar en el "Domingo de Resurrección", una fecha celebrada por los católicos. La tradición mezcla la espiritualidad con el legado minero de la región, ya que la ceremonia se basa en una leyenda que sigue viva entre los habitantes. Se cuenta que la tradición comenzó cuando el hijo de un minero estuvo gravemente enfermo. Desesperado, el padre prometió llenar la iglesia con pétalos de rosa si su hijo se recuperaba. El milagro sucedió, y desde entonces, esta promesa se cumple cada año, convirtiéndose en una festividad importante en Mineral del Chico.

La preparación para esta celebración es muy detallada; se necesitan más de dos toneladas de pétalos de rosa para lanzarlos dentro y fuera del templo. Un grupo de unas 35 personas sube a los tejados de la iglesia para esparcir los pétalos, creando una lluvia de flores que cubre el suelo y genera un ambiente mágico, acompañado por el sonido de las campanas.

La producción de estos pétalos multicolores se debe al cultivo local de rosas, que florecen en la región. Además, floricultores de áreas cercanas como Capula, Carboneras, El Puente, La Estanzuela y Cimbrones aportan pequeñas hojas para el evento...